lunes, 9 de junio de 2014

Día 38

Cuando las palabras no son suficientes... cuando la muerte te aplasta con su injusticia... es cuando dejas de lado cualquier cosa banal... esas,  que a días parecen tan importantes ya no lo son, esas que te crean malestar o rabia... se vuelven tan pequeñas... nada parece importarte de la misma forma, nada se vuelve tan real como la vida en si. Y decides. Decides cambiar tu rumbo, cambiar tu pensamiento, cambiar tu destino para encontrar un sentido a todo, para encontar un sentido a la vida, a la muerte...Decides como has de vivir mañana, sin desperdiciar cada minuto que nos regala el universo ? Realmente no sabes como empezar, no tienes ni idea, te sientes perdido, aturdido, desorientado. Sólo hay algo que es inamovible y que indiscutiblemente sabes que hagas lo que hagas, ellos están y estarán a tu lado. Lo demás... todo gira, todo cambia, se transforma o se pierde. Es. Decides y vuelves a prometerte no volver a caer en la rutina del tiempo infinito, de no volver a dejar que la vida se escape de tus manos, de no volver a quejarte por cualquier tontería. Te prometes hasta de disfrutar de un mal día, de una época de mala suerte, de sacar jugo incluso de un mal momento y aprender a transformarlo riendote de ti mismo. Organizarte unos días, desorganizarte otros. Sacar la esencia a tantas cosas, a tantos momentos, decides y decides, te prometes y prometes que no sólo estás aquí para caminar sin más, que en el camino, que a cada paso vas a estar presente, absorviendo, disfrutando de tu alrededor para poder sentirte feliz.
 
"Solía caminar con la mirada casi siempre perdida. Alto, apuesto. Casi siempre iba vestido de negro, con porte decidido y rasgos a veces austeros. Quizás usaba su atuendo como coraza  para aullentar a los indeseados. Muy pocas personas conocían a fondo su corazón, pero aquellos que lo hicieron, supieron que, aunque podía parecer un hombre distante o incluso algunos dirian algo frío, él, era un hombre lleno de amor y un apasionado de la vida. No dejaba entrar en su mundo a cualquiera. Igual por eso, algunas personas les pudiera parecer introvertido, peculiar o diferente. Se reia de si mismo, tenía un humor especial, acorde con él y su forma de vivir. Nunca intentó cambiar el mundo porque pensaba que antes debía de cambiar uno mismo. Me enseñó que no todos aman o saben a amar de la misma forma pero que eso, no significaba que no amaran con la misma intensidad. Todavía recuerdo su único abrazo.  Disfrutaba con la música y era un cinefilo empedernido. Le encantaban las peliculas de los hermanos Marx y sobre todo, del humor satírico e irónico de Groucho Marx  y una de sus frases célebres, aquella de, "Disculpen que no me levante".
 
"Como desearía que estuvieras aquí..."
 
 
 
 
 
 

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