domingo, 21 de agosto de 2011

Día 26

Suele decirse que de los errores se aprende. Suele decirse que para levantarse y superarse, antes hay que caer primero. Que solo es cuestión de tiempo para curar tus heridas. Pero casi nadie suele contar la transición emocional por la que debes pasar mientras tanto...seguramente porque muchos no quieren demostrar lo vulnerables que son, o la angustia que han vivido en algún momento de su vida. Quizás algunas personas no quieren dejar ver su realidad y solo muestran su cara más afable, quizás alguien les dijo que no se puede decir toda la verdad sobre uno mismo porque si haces eso, pueden aprovecharse de ti y hacerte daño.
Ella conocía ya aquella angustia y sabía que todo su dolor desaparecería una mañana y que después solo sería un vago recuerdo. Siempre eligió amar con intensidad y mostrarse sin tapujos aún a sabiendas del riesgo que aquello conllevaba. No había nada que esconder, ni que ocultar, ni juegos, ni estrategias de conquista, o la querían tal cual o se marchaba. Esa había sido su único error tantas veces, esperar que la amaran tal cual porque eso significaba entregarse casi al cien por cien.
Con un libro bajo el brazo y su pequeño bolso, se dispuso a pasear un rato ella sola, sin necesidad de nada más ni de nadie más, para encontrarse de nuevo a si misma, porque cada vez que amaba a alguien se perdía y debía de renaudar otra vez su búsqueda en su interior recuperando la mujer que era individualmente.
Las primeras nubes anunciando una suave tormenta le hicieron feliz, estaba cansada de los acusados días de sol, necesitaba esas primeras gotas de lluvia sobre su piel para limpiar el pasado, para cerrar otro capítulo más. Mientras andaba sin ningún camino trazado, encontró un banco bajo un árbol acadaulado de hojas verdes y se sentó, abrió su libro y comenzó a leer las primeras frases. La leve brisa otoñal dejaba caer algunas hojas a su alrededor, a veces las observaba, otras volvía a fijar sus ojos entre aquellas palabras impresas sobre el papel. Después de todo, pensó, es otra lección aprendida...