domingo, 21 de octubre de 2018

Día 55

Que extraño resulta todo
Mírame, ¿Soy yo?
Estoy frente a ti, dime, ¿Qué ves?
Soy la misma o no..
Está todo del revés
! Mierda !

Como cada otoño apareces
Me desarmas
Desmontas mi sensatez
Todo mi esfuerzo no sirve de nada
!Qué estúpida!

Esta vez lucharé contra ti
Por más que lo intentes,
ganaré.
Me siento más fuerte que ayer
No dejaré que te quedes aquí

Mis ojos te miran y te desafían
¿Aun sigues aquí?
No te necesito, no te quiero
Olvídate de mí

Asfixias mi alma
Aniquilas mi felicidad
!Maldita seas tristeza!
!Déjame en paz!

lunes, 30 de julio de 2018

Día 54

Poco a poco te acercas,
te siento respirar
te siento palpitar.

Laberinto sin palabras...

Tus ojos me hablan
tus manos me sienten
mi cuerpo estremece

Me invade la ansiedad...

Acaricio tu pelo
acaricio tu pecho
sabes lo que quiero

¿Me lo das ya... ?,¿O espero...?


Juguemos un poco más...
leo tus pensamientos
intuyo tus movimientos

Aguardo quieta con deseo ...


Esperando el momento
conjugo mis anhelos
¿Escuchas mis latidos..?

No pares ahora, ¿Es? o ¿No es...?


Mi piel desnuda te busca
tu boca me atrapa
la verdad está ya entre las sabanas

Sumérgeme en caricias otra vez...


Siente mi calor
escucha mi voz
Lléname de placer

Olvidémonos de los porqués...


lunes, 22 de mayo de 2017

Día 53

La lluvia caía ligera pero constante. Tropezaba contra mi cuerpo como si le molestara, como un obstáculo absurdo con el que tenía que lidiar para poder llegar a la tierra y fundirse en ella. Las gotas incesantes rebotaban desde la superficie de mi piel y caían a mi alrededor. Escuchaba su sonido arrullador y musical, era como una nana que acariciaba mis oídos y me calmaba. Aparté el paraguas para sentir la lluvia sobre mi rostro. Cerré los ojos y levanté mi mentón hacia el cielo gris y opaco. Por unos minutos me sentí totalmente libre de pensamientos, totalmente despejada y vacía. Quería quedarme más tiempo así, hueca. Así podría comenzar de nuevo, podría alojar solo aquellos pensamientos o recuerdos que me hicieran sentir bien. ¿Se podría hacer? ¿Cómo introducir de nuevo mis recuerdos desechando aquellos que me habían destruido y ofuscado? Si fuese una máquina sería algo posible. Las máquinas tienen programas para eso, desechando virus, errores de sistema y mierda. Pero yo no tenía ningún programa que pudiera destruir todo aquello. Mis virus, mis errores y mi mierda iban conmigo a todas partes. Siempre había escuchado decir que todo eso es lo que hace que uno crezca, que uno se convierta en alguien definido y fuerte. Pero no te dicen que para todos no es igual. No. Que la vida es mucho más justa con unos que con otros, que algunos tienen que lidiar con enormes mierdas arrastradas durante toda su existencia y que otros ni siquiera llevan una pequeña mochila detrás. Tampoco debería quejarme, esa era la frase constante que repercutía en mi cabeza taladrando mi cerebro sin cesar día tras días para hacer más llevaderas las semanas que luego se convertían en meses y más tarde en años. No. La vida no es justa. Y cuando te das cuenta, es una mierda más que llevar encima de ti. 
La lluvia me limpiaba de todo aquello por unos minutos. La lluvia purificaba el aire y me hacía respirar de nuevo más profundo. Aquel aire limpio y nuevo me envolvía y hacía que me quedase allí sin poder mover mis pies, sin casi poder mover mi cuerpo ajado y contrariado por mis recuerdos y mis pensamientos. Si. Me quedaría así. Bajo la lluvia. 

sábado, 6 de agosto de 2016

Día 52

El calor denso y opaco parecía que bloqueaba su mente. Nunca se había sentido tan perdida. Cerraba sus ojos a menudo al mismo tiempo que respiraba hondo deseando que al abrirlos  la temporada otoñal empañara los cristales de su ventana. Pero no era así. Seguía haciendo un calor insoportable. Era la primera vez en su vida que odiaba con todas sus fuerzas aquel calor y que esperaba que pasase lo antes posible sin pena ni gloria. Solo dejándose llevar, como si al hacerlo fuera mucho más fácil de canalizar todo aquel sentimiento de rabia y de desasosiego que sentía. La espera parecía eterna y entre tanto su vida solo era un lapsus en el que debía de sobrevivir lo más entera posible. 
Al mismo tiempo, la rutina la estaba matando. Necesitaba un soplo de aire fresco. Quizás por eso deseaba tanto que terminase el verano aquel año. Se sentía encerrada en su propia jaula que había diseñado con tanto esmero y se estaba asfixiando. Era imprescindible que algo o alguien la empujara hacía un abismo del cual tuviera que salir para volver a sentir que estaba viva de nuevo. Cada mañana se miraba al espejo sin reconocer quien había sido. Pensaba que la persona que recordaba realmente nunca había sido ella, como si hubiese estado haciendo un papel. Como un espejismo de alguien que ella diseñó, todavía sin saber porque. Todo a su alrededor, todo lo que había sido le resultaba extraño. Solo su infancia seguía coherente con su ser. Solo en su niñez se sentía identificada. Todo lo demás, toda su vida anterior pensaba que era un absurdo guión del que tuvo consciencia un día sin más para poder ver su rostro tal cual era. 
Volvió a cerrar sus ojos.. esperando que el amanecer le trajera las primeras gotas de lluvia y aire fresco para poder respirar hasta el verano siguiente. 


viernes, 4 de marzo de 2016

Día 51

El olor a madera impregnaba todo el local. Ella se sentó como tantas otras noches al lado de la barra en uno de los pocos taburetes que habían. Solía ir siempre al mismo sitio a tomar algo para sentirse algo más acompañada los días esos en los que la soledad le pesaba tanto que se hacía insoportable. Como un animal de costumbres, entraba, se dirigía a la barra y se quedaba allí. Pocas veces hablaba con alguien, pocas veces le dirigían la palabra, era como si en su frente llevara claramente el letrero de "no molestar".  ¿Quién quiere conocer a un alma perdida? Su tristeza y soledad traspasaba los muros de toda barrera invisible, ese espacio inerte tan preciado para muchos y tan fácil de derrocar para otros. 
Sintió la calma del momento, o quizás fue el whisky. Todo a su alrededor era bullicio y risas, pero ella solo oía la melodía que estaba sonando en aquel momento, no la conocía y le gustó. Por un momento pensó en preguntar al camarero el titulo de aquella canción pero dudó y aquella pequeña indecisión hizo que pasará el momento auge para dejar de lado completamente aquella opción. Giró su cabeza a la derecha mirando a una pareja que coqueteaban libremente mostrándose efusivos gestos de amor. Era lo último que necesitaba, así que hizo como si no se hubiese fijado en aquello y observó a un grupo de personas que se encontraban al fondo gritando como si no hubiera un mañana. Seguro celebraban algo, pensó. Intentó adivinar quién era el afortunado del cumpleaños, compromiso o .. ¿Ascenso? Qué estupidez intentar saber quienes son, dónde van o que ilusiones pueden tener. ¿Habría en aquel momento otra alma solitaria en otro lugar, en otra ciudad, pensando lo mismo que ella? ¿Haría lo mismo? ¿Quedarse en la barra de cualquier bar con un letrero en la mente ahuyentando cualquier abismo de sociabilidad? ¿Qué pasaría si todas esas almas se encontrasen en el mismo lugar, en el mismo bar y se vieran reflejados así mismos? 
Tras las numerosas botellas de licor de la pared había un espejo y por unos segundos sin querer vio su rostro en él. 

miércoles, 27 de enero de 2016

Día 50

     ¿Cuantas veces has estado ya allí? ¿Cuantas veces te has preguntado lo mismo? Cuantas veces...¿No has aprendido aún la lección? Al final siempre sigue siendo lo mismo. ¿No te das cuenta? ¿Qué más necesitas para ver la verdad? Es agotador... Otra vez mirando como el humo de tu cigarro se esparce por toda la habitación, otra vez a oscuras mirando el infinito, otra vez intentando sacar algo de ti misma que no aparece. ¿Cuanta mierda más necesitas para reaccionar? ¿Porqué no dejas de ser una mera observadora y tienes los cojones de vivir? ¿Porqué no dejas de esperar al hombre que te salve del desastre? Esto no es un cuento de hadas. Nadie puede salvarte, NADIE. 
       -Vete por favor. 
       Su tono era tajante. Él ladeo su cabeza y la miró mientras ella fumaba con la mirada fija en el techo. 
       -Puedo quedarme...-Le dijo mientras se sentaba al borde de la cama.
       -No. Vete. 


lunes, 26 de octubre de 2015

Día 49

¿Dónde estabas? 
Sus ojos parecían perdidos. Totalmente abstraída fijó su mirada en él. Intentaba volver y responder pero estaba paralizada. No podía emitir ni un pequeño sonido de su garganta, ni abrir su boca, ni siquiera mover un musculo. Permaneció así durante unos segundos más hasta que finalmente pudo decir débilmente unas pequeñas palabras. Cada vez le ocurrían más a menudo aquellos lapsus, no conseguía controlar aquello. Sin poder evitarlo se evadía de tal forma del mundo real, con tanta intensidad que le resultaba complicado volver a la realidad. ¿Para qué vivir la realidad? No le gustaba nada en absoluto su vida, en la realidad se sentía perdida, fuera de lugar, triste y cansada. Si. Definitivamente era mucho mejor dejarse llevar por sus pensamientos y volar. Volar hacia la nada, hacia ese espacio en el que no cabía la tristeza, en el que se sentía totalmente ella y sobre todo feliz. Feliz, feliz ! Era una necesidad para ella sentirse en paz consigo misma y con los demás, sentir como podía conseguir cualquier meta que se propusiera. Subir una montaña, navegar en un velero, correr campo a través sin fatigarse o simplemente sentarse al borde de un riachuelo observando las corrientes. Habían miles de cosas que hacer y miles de cosas por vivir en su mundo sin miedos, sin tabús, sin trabas. Allí se sentía tan segura y fuerte, tan entera y completa... 
Algunos dirían que es una acción de cobardes. Otros de locura, o a saber que...Ella sólo pensaba en que solo tenía una vida. ¿Porque no vivir como ella quería? ¿Qué daño hacía? Era la única forma en la que se sentía libre, libre y feliz, en su mundo, en sus pensamientos, en su otro yo, el verdadero.

Desearía, desearía que mi nombre fuese...