viernes, 4 de marzo de 2016

Día 51

El olor a madera impregnaba todo el local. Ella se sentó como tantas otras noches al lado de la barra en uno de los pocos taburetes que habían. Solía ir siempre al mismo sitio a tomar algo para sentirse algo más acompañada los días esos en los que la soledad le pesaba tanto que se hacía insoportable. Como un animal de costumbres, entraba, se dirigía a la barra y se quedaba allí. Pocas veces hablaba con alguien, pocas veces le dirigían la palabra, era como si en su frente llevara claramente el letrero de "no molestar".  ¿Quién quiere conocer a un alma perdida? Su tristeza y soledad traspasaba los muros de toda barrera invisible, ese espacio inerte tan preciado para muchos y tan fácil de derrocar para otros. 
Sintió la calma del momento, o quizás fue el whisky. Todo a su alrededor era bullicio y risas, pero ella solo oía la melodía que estaba sonando en aquel momento, no la conocía y le gustó. Por un momento pensó en preguntar al camarero el titulo de aquella canción pero dudó y aquella pequeña indecisión hizo que pasará el momento auge para dejar de lado completamente aquella opción. Giró su cabeza a la derecha mirando a una pareja que coqueteaban libremente mostrándose efusivos gestos de amor. Era lo último que necesitaba, así que hizo como si no se hubiese fijado en aquello y observó a un grupo de personas que se encontraban al fondo gritando como si no hubiera un mañana. Seguro celebraban algo, pensó. Intentó adivinar quién era el afortunado del cumpleaños, compromiso o .. ¿Ascenso? Qué estupidez intentar saber quienes son, dónde van o que ilusiones pueden tener. ¿Habría en aquel momento otra alma solitaria en otro lugar, en otra ciudad, pensando lo mismo que ella? ¿Haría lo mismo? ¿Quedarse en la barra de cualquier bar con un letrero en la mente ahuyentando cualquier abismo de sociabilidad? ¿Qué pasaría si todas esas almas se encontrasen en el mismo lugar, en el mismo bar y se vieran reflejados así mismos? 
Tras las numerosas botellas de licor de la pared había un espejo y por unos segundos sin querer vio su rostro en él.