sábado, 6 de noviembre de 2010

Día 16

    El ocaso y la inconsciencia hizo que rememorara momentos patéticos y dolorosos que durante el transcurso de su existencia había vivido. La nostalgia parecía atraparla en una maraña de hilos enzarzados sin posibilidad de solución alguna para desmembrar aquel enorme y gigantesco enredo. Sin cabida en su escogida vida actual, se sentía en un continuo descenso hacia las profundidades del mar, cada vez más profundo, cada vez más oscuro, cada vez mas hondo...Las probabilidades de salvarse de aquella escena digna de un auténtico thriller no era una hipótesis muy factible que digamos, realmente eran sin lugar a duda bastante decepcionantes y fustrantes. La lucha constante contra sus sentimientos la estaba dejando visiblemente demasiado deteriorada, había adelgazado excesivamente, sus ojeras más profundas parecían preveer una inminente enfermedad, sus ojos dejaban entrever las tristeza caótica en la que se encontraba, su cuerpo antes curvilineo de piel rosacea rebosante de vida se había convertido en poco tiempo como pajizo, un esqueleto frágil de color amarillento. Se miró al espejo, el reflejo de su silueta enfrentandose a la imagen que sus ojos veían la despertó como un flash de su estado de cataclismo espiritual y físico. ¿Como se encontraba en esa situación? ¿Qué circunstancia podría ser tan importante y tan sobrecogedora para llevarla y arrastrarla a ese extremo? ¿Cuando comenzó aquella tortura consigo misma? ¿Porqué consintió aquel caos? ¿En qué cojones se había transformado? Realmente, estaba hecha un verdadero asco, incluso hacía varios días que no se duchaba, dejada y raída como un andrajo en un estercolero. Las botellas de vino y bourbon vacías, platos con restos de comida encima de la mesa, ceniceros inundados de colillas y un sinfín de ropa a su alrededor, no eran un panorama mucho más atráctivo que la imagen que el espejo le estaba mostrando.

   Tenía que retomar las riendas de su vida. El ocaso acaeció y la noche con un destello lunar fuera de lo normal, le mostró el camino como si de un hada madrina se tratase. A veces, la noche te enreda sin piedad y otras te aclara sin recelos. Su oscuridad parecía escamparse para dar paso a un nuevo comienzo, un origen virgen al que tendría que explorar con todos sus sentidos conscientes y en alerta constante para no recaer en las malas y siempre desastrosas costumbres a los que ultimamente había habituado a su cuerpo. Tener la mente clara con el corazón roto no era nada fácil para ella, pero ¿Para quién lo es? odiaba su falta de voluntad en si misma, odiaba su falta de coherencia y decadencia con cada ruptura. Podía superar problemas laborales, económicos y demás, pero en cuestión del corazón...La desarmaba completamente sin límites, con la misma fuerza con la que amaba era capaz de autodestruirse hasta transfigurarse en un un ser débil y sin rumbo, totalmente desorientada, sin guía ni brújula, sin lógica ni sentido común.

"Sé que suena absurdo, pero por favor, dime, ¿Quién soy yo?

2 comentarios:

  1. Está muy bien, la autodecadencia es un fenómeno más común de lo que uno cree a simple vista pero se manifiesta más en fechas transitorias como la de ahora.

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  2. Cierto Isidro...como bien dices, es algo más común de lo que imaginamos...aunque no lo había relacionado, es muy probable que por supuesto las fechas actuales nos hagan mella y tendamos a sucumbir a las profundidades más amenudo... Gracias por pasarte! Besos!

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