viernes, 25 de junio de 2010

Día 4

Hoy me he encontrado algo que comenzé hace justo hoy dos años... hay que ver como pasa el tiempo...es el comienzo de lo que tenía que ser una novela... han sido dos años de muchos cambios personales, sólo tiene 20 páginas de momento, ya veremos si algún día la retomo, o simplemente empiezo algo nuevo. Se titula Sortilegios de luna , la idea surgió debido a una canción, Alicia de Enrique Bunbury, os dejo la primera página.





Alicia expulsada al país de las maravillas,
Para Alicia hoy, es siempre todavía.
Alicia viajando entre lunas,
de charla con musarañas.
Alicia tejiendo las nubes,
con tela que nunca se acaba….



Alicia
Letra y música Enrique Bunbury


Alicia siempre había sido una soñadora. Sus bolsillos llenos de ilusiones la habían encaminado siempre hacia un mundo irreal, un mundo imaginario creado por ella. Contaba como el viento le hablaba, los arboles le susurraban y el rio le cantaba. Los que la conocían comentaban de su ligera locura, o de sus rarezas, no se podía com-prender de otra forma, pero Alicia no estaba ida, nada de eso, la gente suele asignar un nombre a lo que no comprende o lo que no entiende, o lo que se sale de lo “normal”. Ella solo disponía de dos opciones, ver su triste realidad o no, tan sencillo como eso. Quizás de otro modo no hubiese podido sobrevivir, un alma tan frágil y delicada como la suya estaba predestinada a sufrir. Sus inconscientes alas la elevaban continuamente hacia mundos abstractos que solo ella entendía, se escondía oscura ante las inmundicias del mundo que la rodeaba, adoptando un rol que muy pocas personas entendían.
Su menuda y delicada constitución, engrandecía sus facciones; labios carnosos, ojos exageradamente grandes y ligeramente almendrados. Una inmaculada piel lechosa adornada por cascadas de perfectos rizos negros, infundía una curiosa atracción sin control hacia algo desconocido e inusual. Alicia, hermosamente distinta, sin nombre, sin identidad, sin realidad. Su belleza cautivaba, encandilaba y embrujaba. No todos los días viajaba, a veces, se quedaba. Entonces, nadie diría que pudiera parecer un ser extraño, o diferente, dedicándose en cuerpo y alma a complacer a los demás. Quien había estado con Alicia no volvía a conocer el placer de otra forma, se engan-chaban a ella como un bebe a su teta, ansiosos, chupópteros empedernidos intentando exprimirla al máximo, y ella, les ofrecía su piel, su sabor, se entregaba tal cual, sin pretensiones, sin esperar nada a cambio.

2 comentarios:

  1. Pues no te desanimes. Si te sirve de consuelo, yo tengo tres cosas abiertas (novelas y otros inventos) y tampoco acabo nada. ¡ Si es que me distraigo con todo!

    Besitos, Lady.

    ResponderEliminar
  2. Querido Jojo...que placer es siempre contar con tu presencia!! algún día lo conseguiré...jejejjee o mejor dicho lo conseguiremos!! un besazo,


    Lady Blue

    ResponderEliminar